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Los probióticos en la prevención y combate de la enfermedad celiaca
Fecha: Sabado 18 de Junio de 2022
Por Roberto Grau, Profesor de Microbiología, Universidad Nacional de Rosario Investigador del CONICET
La enfermedad celíaca, también llamada celiaquía o enteropatía sensible al gluten, es un trastorno autoinmune que daña el revestimiento del intestino delgado como consecuencia de la ingestión de gluten. La celiaquía se ve favorecida en sujetos portadores de los genes DQ2 o DQ8 de HLA (“human leucocyte antigen” o antígeno leucocitario humano), bajo la influencia de factores ambientales desencadenantes como infecciones virales y disbiosis de la microbiota intestinal (1). Aunque el 30 al 40 % de la población mundial porta el genotipo HLA DQ2/DQ8, solo entre el 1 y el 1,5 % expresa el fenotipo de celiaquía, lo signifíca que otros factores, como la dieta y el medio ambiente, participa en el desarrollo de la enfermedad (1). El gluten, presente en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC), es un conjunto de proteínas ricas en los aminoácidos prolina y glutamina (principalmente gliadinas y gluteinas) que al ser metabolizadas a nivel intestinal generan péptidos ricos en prolina que pueden atravesar la barrera intestinal y gatillar una respuesta inmunológica exacerbada y patológica. El tratamiento actual contra esta enfermedad consiste en la eliminación total del gluten de la dieta (alimentos sin TACC). La información científica actual tiende a otorgar a la microbiota intestinal (el conjunto de microorganismos, principalmente bacterias, que habitan en nuestro intestino) un papel importante tanto en la prevención como en la predisposición a enfermedades del tracto digestivo, incluida la enfermedad celíaca. Dentro del conjunto de bacterias intestinales beneficiosas para el ser humano, se encuentran los probióticos. Éstos al ser ingeridos, o estar presentes en cantidad suficiente, producen un efecto beneficioso sobre la salud de las personas. Los probióticos más conocidos son los lácticos (principalmente lactobacilos y bifidobacterias), que como su nombre lo indica están relacionados con alimentos derivados de la leche (por ejemplo, yogures). Existen numerosas evidencias científicas sobre la capacidad de los probióticos lácticos para ayudar a restablecer el equilibrio de la flora intestinal, evitar el trasvasamiento de sustancias nocivas (como los péptidos inmunogénicos de la gliadina) a los tejidos a través del fortalecimiento de la barrera intestinal y de degradar el gluten a péptidos lo suficientemente pequeños como para evitar su inmunogenicidad, y así su potencialidad para prevenir o minimizar la enfermedad celíaca (1, 2). Sin embargo, uno de los grandes inconvenientes de los probióticos lácticos, junto a otros factores, es su sensibilidad al oxígeno del aire, a la acidez del estómago (por donde deben pasar antes de arribar al intestino) ya las sales biliares y péptidos microbicidas del intestino, todo lo cual puede llevar a cabo a que se encuentren en cantidades insuficientes para producir sus efectos beneficiosos (3). Además de los probióticos lácticos, existen los probióticos esporulados representados por bacterias formadoras de esporas del género Bacillus (B. subtilis, B. coagulans y B. clausii) que son mucho más resistentes y estables que los probióticos lácticos y son capaces de arribar y mantener viables y activos en el intestino de la persona. Los probióticos esporulados pueden ser incorporados en numerosos tipos de alimentos sin alterar sus propiedades organolépticas (gusto, sabor, aroma), ni necesidad de refrigerarlos ni de otro tipo de cuidados para su conservación debido a la gran estabilidad de sus esporas. En un reciente estudio, un equipo internacional de investigadores de EE.UU., Holanda y Alemania, reportaron que un tipo particular de proteasas (proteínas que degradan otras proteínas) producidas por Bacillus (subtilisinas) eran capaces de degradar de manera eficiente a la gliadina abriendo una nueva alternativa saludable y natural para combatir la enfermedad celíaca (4). Estos investigadores estudian un tipo particular de subtilisina de grado alimentario humano llamada natoquinasa (4).La natoquinasa se produce por diferentes cepas de B. subtilis variedad natto, incluyendo al probiótico B. subtilis DG101 (probiótico Kyojin). Además de la capacidad in vitro de degradar gliadina, la natoquinasa posee un efecto importante en la prevención de la formación de trombos (ayudando a evitar accidentes cardiovasculares) y en la regularización de la presión sanguínea a valores normales (5-9). Hoy por hoy, el único tratamiento disponible contra la enfermedad celíaca es una dieta 100% libre de gluten, lo cual produce un grave estrés psicológico y social para la persona que siente afectado de sobremanera su calidad de vida.La posibilidad de incorporar a los probióticos en la lucha contra la enfermedad celíaca abre una luz de esperanza y un camino a transitar entre los pacientes y sus médicos para un mejor manejo y mitigación de dicha enfermedad. Además de la capacidad in vitro de degradar gliadina, la natoquinasa posee un efecto importante en la prevención de la formación de trombos (ayudando a evitar accidentes cardiovasculares) y en la regularización de la presión sanguínea a valores normales (5-9). Hoy por hoy, el único tratamiento disponible contra la enfermedad celíaca es una dieta 100% libre de gluten, lo cual produce un grave estrés psicológico y social para la persona que siente afectado de sobremanera su calidad de vida.La posibilidad de incorporar a los probióticos en la lucha contra la enfermedad celíaca abre una luz de esperanza y un camino a transitar entre los pacientes y sus médicos para un mejor manejo y mitigación de dicha enfermedad. Además de la capacidad in vitro de degradar gliadina, la natoquinasa posee un efecto importante en la prevención de la formación de trombos (ayudando a evitar accidentes cardiovasculares) y en la regularización de la presión sanguínea a valores normales (5-9). 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1- Marasco G et al. (2020). Probióticos, prebióticos y otros suplementos dietéticos para la modulación de la microbiota intestinal en pacientes con enfermedad celíaca. Nutrientes: 12, 2674, doi: 10.3390/nu12092674.
2- Chibbar R y Dieleman L (2019). La microbiota intestinal en la enfermedad celíaca y los probióticos. Nutrientes: 11, 2375, doi:10.3390/nu11102375.
3- Pecora F et al. (2020). Microbiota intestinal en la enfermedad celíaca: ¿tienen algún papel los probióticos? Frente. Immunol: 11, 957, doi:10.3389/fommu.2020.00957.
4- Wei G et al. (2016). Identificación de subtilisinas de calidad alimentaria como enzimas degradantes del gluten para el tratamiento de la enfermedad celíaca. Am J Physiol Gastrointest Liver Physiol: 311, G571-G580, doi:10.1152/ajpgi.00185.2016.
5- Weng Y et al. (2017). Nattokinase: un agente antitrombótico oral para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Int J Mol Sci: 18, 523, doi: 10.3390/ijms18030523.
6- Ji H et al. (2014). Mecanismos de la nattoquinasa en la protección de la isquemia cerebral. Eur J Pharmacol 745, 144-151.
7- Kim JY et al. (2008). Efectos de la nattoquinasa sobre la presión arterial: un ensayo aleatorizado y controlado. Hipertens Res 31, 1583-1588.
8- Pham P, Han B y Hoang B. (2020). Nattospes como complementos funcionales eficaces y seguros en el tratamiento del accidente cerebrovascular. J Med Food, doi: 10.1089/jmf.2019.0183.
9- Nagata C et al. (2017). Ingesta dietética de soya y natto y mortalidad por enfermedad cardiovascular en adultos japoneses: el estudio Takayama. Am J Clin Nutr, 105: 426-431, doi: 10.3945/ajcn.116.137281.